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jueves, 10 de diciembre de 2009

Cuando el sueño se convierte en realidad I. El previo

Todo esquiador que se precie tiene un sueño, cumplido o por cumplir, que se llama hacer una una semana de heliesquí en Canadá. En mi caso, el sueño se pudo hacer realidad tras más de 15 años suspirando porque llegara ese momento, asistiendo a presentaciones, pidiendo vídeos y soñando en que un día podríamos cruzar el charco en busca de la mítica nieve canadiense.

Y es que hacerlo realidad no es fácil. En primer lugar, es muy caro. Pero este quizás no es el principal problema. Una vez decides ir, necesitas encontrar a alguien que tenga pensado realizar el sueño en las mismas fechas. Y la decisión se debe tomar un año antes, pues enseguida se agotan las plazas, por lo que uno debe prever qué hará a un año vista. Dependiendo del tipo de trabajo o si hay niños, la cosa se complica. Suele pasar que cuando lo propones, se apunta gente que, en el momento que tiene que hacer una paga y señal para un viaje que realizarán al cabo de un año, se desapuntan. Esta había sido mi tónica hasta que en el 2007, la historia llegó hasta el final.

La idea se gestó durante una esquiada en la Semana Santa anterior en Masella. Empezó como una tontería y al cabo de pocos días éramos un grupo de 6 personas dispuestos a pasar una semana con la compañía Canadian Mountain Holidays (CMH), que en España está representada por Ski Arias.

Al cabo de poco tiempo, los 6 nos convertimos en 4, pero seguíamos igual de ilusionados. La semana elegida era a principios de marzo en el lodge Gothics. Empezamos a entrenar intensamente para poder aprovechar al máximo la experiencia. La temporada aquí era nefasta, por lo que no pudimos hacer ni un solo fuera pista antes de la gran cita, así que hubo mucha sesión de gimnasio. Al mismo tiempo, comprobábamos que el material estuviera a la altura.

Y llegó el gran día.

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