
Cuando voy a esquiar, prefiero no parar a comer. Para ello, desayuno a base de proteína (un buen bocadillo de jamón dulce), que está demostrado que, a igualdad de calorías, es la mejor forma de aguantar más tiempo sin notar hambre. Y salto a las pistas con los bolsillos llenos de frutos secos y chocolate, que son de rápida absorción y con ellos, aguanto de 9 a 3 sin parar. Eso sí, si no tengo el coche aparcado justo en el telesilla, que suele pasar a menudo, llevo un dispensador de agua encima. Y cuando acabo, bajo a comer tranquilamente un buen plato de pasta para recuperar fuerzas.
Cuando he ido en un grupo que paraba a comer, a no ser que haya caído un paquetón de escándalo, después de comer me cuesta mucho volver a arrancar, por lo que hace tiempo que no como en pistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario