Cuando visité la estación al cabo de unos días, me impresionó ver un telearrastre del que sólo asomaban unos centímetros de la parte superior de las pilonas. ¡Había quedado sepultado por la nieve! No he vuelto a ver nada igual, ni siquiera parecido. De hecho, ese año Boí Taüll fue la estación de Europa con mayor precipitación en el mes de enero.
Que nieve un metro es genial, pero estas cantidades son un auténtico problema.
Aquí aparece la noticia, tal como se publicó en La Vanguardia:

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