
Parecía que el verano iba a ser eterno y tanto calor empezaba a ser cansino, pero se nos ha ido de un plumazo. Este fin de semana han bajado las temperaturas y en la cara norte del Pirineo ha caído la primera nevada. Esa que hace que los aficionados cambiemos el chip y empecemos a pensar en lo que queda para volver a calzarnos los esquíes. Y es que queda poco, muy poco. Se acerca el momento de empezar a gestionar forfaits de temporada con descuento, apuntar a los niños a los clubes, revisar que todo el material esté en condiciones y esperar que haga un noviembre, mes en el que tradicionalmente llueve mucho, muy frío para que sea nieve en lugar de agua y se consolide una buena base.