Pero el domingo cambió todo. Nos visitó un calor sofocante acompañado de lluvia que acabó con el paisaje que teníamos hasta entonces y lo convirtió todo en un prado con algunas lenguas de nieve en las pistas. Y hasta hoy, calor, calor y más calor. Vamos, un drama. Suerte que parece que las temperaturas vuelven a bajar porque la cosa se ha puesto muy fea para el próximo fin de semana. En fin, ya vendrán tiempos mejores.
Dejando de lado el tiempo y la calidad de la nieve, me quedo con lo bien que van las botas. Y la verdad, a falta de nieve, me quedo con la satisfacción que dar ver cómo progresan y disfrutan los hijos.
En resumen, empezó así:
Y acabó así:
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